Amanece que no es poco de Jose Luis Cuerda ya no es una obra surrealista, no. Se ha convertido en una obra costumbrista. Una obra que muestra la vida cotidiana de la sociedad. Miro por la ventana, leo los diarios, escucho la radio, escucho a ciertas personas o veo los telediarios y cualquier noticia supera la grandeza de la película de Cuerda. La realidad ha superado, con creces, a la ficción.

Si en la película de Cuerda eran todos admiradores y devotos de Faulkner, Rajoy ya se encargó de hacer un miting en el que ensalzaba  la figura de los chiringuitos de playa mientras los espectadores vitoreaban y aplaudían como una concha en año Jacobeo. “Yo quiero a los chiringuitos”. “Me gustan los chiringuitos”. “Siempre voy a los chiringuitos”. Y así hasta estirar el chicle hasta el infinito.

Todo es surrealista. Los mismos que condecoraron a la División Azul (división que envío Franco para ayudar a las tropas de la Alemania nazi) decían que iban a protestar al Parlamento Europeo por otorgarle a los de la PAH la medalla a la ciudadanía. Los que condecoraron a la división que ayudó a los nazis, son los mismos que comparan las acciones de la PAH con las del nazismo:  pegatinas, carracas, megáfonos… No sabía que el nazismo fuera una batucada.

Dicen que la PAH es ETA, por lo cual el parlamento europeo ha condecorado a ETA con la medalla a la ciudadanía. Ven a ETA en todas partes: en los perroflautas, en los yayoflautas, en Podemos, en los manifestantes… Eso es lo que pasa cuando después de muchos años de relación pasional, uno de los dos se retira y al otro le pasa un huracán de soledad y despecho y acaba viendo a la otra persona en todas partes. Es normal, le pasa a mucha gente.

Tenemos un presidente que hace ruedas de prensa sin prensa,  cuando las hace desde una pantalla de plasma  mientras  los periodistas hacen en la sala lo mismo que podría hacer cualquier hijo de madre desde su casa: Ver la tele. Si Camarón de la isla tenía palmeros, Rajoy tiene periodistas. Nuestro presidente 2.0 no es más surrealista que nuestras revoluciones 2.0.

Surrealista es que estemos pagando una deuda privada con dinero público. Surrealista es que el Rey abdique pero que continúe siendo rey y aforado. Surrealista es que Rajoy ahora quiera elegir a dedo a los alcaldes por miedo a que coaliciones les echen de los ayuntamientos. Surrealista es que unos abuelos sean condenados a cárcel por robar una lata de sardinas porque no tienen ni para comer y que la mayoría los corruptos no vayan a prisión. Surrealista es que se indulte a un Guardia Civil condenado por grabar en vídeo una agresión sexual. Surrealista es la ley del aborto que querían para España, que es la misma que la de Arabia Saudita o Yemen. Surrealista es que comparen abortar con ETA.

Surrealista es que te obliguen a tener un bebe, pese a tener malformaciones, y que quiten la ayuda a las personas dependientes. Surrealista es que se crean que toda la represión, todos lo recortes, todas las humillaciones y todas las mentiras dirigidas hacia la población no tengan nunca una reacción violenta en la calle. Surrealista es que detengan a tres pajilleros en Twitter por supuesta apología del odio, del terrorismo o del delito; y que los nazis y los salafistas campen a sus anchas por las redes. Surrealista es que te echen de tu casa por estar en el paro y no tener dinero y que te obliguen a seguir pagando la deuda mientras que ellos ya han puesto la casa en venta otra vez. Surrealista es que fuerzas del orden y jueces se presten a ello. Surrealista es que haya gente que confunda causa con justificación: Ni ETA, ni Al Qaeda, ni Hamas, ni el nazismo, ni muchas otras barbaridades tienen justificación, pero sí causa. Todo es causa-efecto.

Surrealista es que por la televisión pública aconsejen rezar para aliviar la ansiedad que provoca el paro. Lo próximo es que te manden rezar  diez Ave María y apretarte el cilicio cada vez que te pillen manifestándote. Surrealista es que enseñen a las niñas a vestir con decoro, cuando ellos no llevan puesta ni la vergüenza. Surrealista es la voz de Montoro. El retorno de Aznar cual Caudillo salvador: El mismo doctor que hizo negligencia al taponar una arteria con unas tijeras y dejarlas dentro, ahora dice que puede salvarnos.  Surrealista es que el ministro Wert espere el saludo de unos alumnos a los cuales les ha cortado las alas antes de volar. Surrealista es absolutamente todo lo que ha hecho Gallardón (menos su dimisión), empezando por los bonsáis de sus cejas. Surrealista es que los nuevos reyes, jefes del estado, hayan hecho su primera visita al Vaticano cuando supuestamente España es aconfesional. Surrealista es que envíen a una paciente a su casa sin medio cráneo por no tener papeles. Surrealista es que el PP denuncie a IU por querellarse por los papeles Bárcenas, ya que “ofende al pueblo español”. Surrealista es el anuncio de Hacienda. Surrealista es España. Lo siento Dalí, surrealismo ya no eres tú. Surrealista es lo bien que se está en el sofá mientras vemos que nos van quitando hasta los azulejos de nuestra casa. Surrealista es que Ana Mato haya tardado tanto en dimitir. Surrealista es que no lo hagan los demás. Surrealista es que un moro escriba esto cuando lo único, como al personaje de Cuerda, que le pasa por la cabeza es un “pues yo creo que me voy a sacar la chorra”.

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