Vivimos tiempos de prostitución política, derechos sociales regurgitados, hombres de estado de hojalata oxidada, y mercenarios que podrían ser piratas. Parece como si hubiésemos caído, por algún error de la Historia, en la Odisea de Ulises y sus sirenas nos hubieran devorado por cánticos de 30 monedas de plata. Malos tiempos para derechos y dignidades que se desdibujan como quien borra el lápiz con una goma. En fin, navegamos con mucha bruma pero, a pesar de todo, sigue habiendo esperanza para la ciudadanía. La vemos en el espíritu crítico que ha ido adquiriendo la sociedad al despertarse y ver un leviatán que se relamía comiéndose nuestras vacas gordas. Siempre estuvo allí pero la abundancia lo hizo invisible y solo empezamos a notar su presencia cuando ya no había bocas llenas de pan. El problema es que el engendro sigue entre nosotros, y su insaciabilidad también.

Este artículo no persigue esclarecer cuáles serán las consecuencias de la ruina ética que nos ahoga, que empezó siendo económica, pero que eventualmente ha tirado de la alfombra donde escondíamos nuestras vergüenzas. Hablaremos de alternativas y cambios, porque crisis significa cambio, alteración, variación. Y bienvenido sea. Ya se palpa en las calles. La gente preocupada por el mañana ha acabado por dar un puñetazo en la mesa para gritar ¡basta! Ahora toca concretar cómo dar el giro. Y una manera inteligente será el que se dé dentro del sistema y por el sistema, o en medio de la dicotomía de con él o sin él, porque nuestros políticos presumen siempre del ‘espíritu de la Transición’, un modelo de transformación de un régimen por otro a través de sus mismas leyes -discutible, pero fue legal-, pues bien, hagamos nosotros lo mismo. Sigamos las reglas del juego para desmontar esta ineptocracia pieza a pieza dentro y por el sistema, como un caballo de Troya. Echémosles, pero seamos más constructivos que ellos. En este sentido, algo ya se mueve en la sartén electoral –Equo, Partido X, Podemos, Movimiento en Red, Primavera Europea, etc.-, el problema es que estas nuevas formaciones nacen con pecado original y repiten malos vicios como el mítico ‘quítate tú para ponerme yo’, aunque dan pasos en la buena dirección.

Descontentos con el actual pan y circo, ¿qué opción nos queda? Pues una más, una tercera vía política, posible y exponencial, un derecho que tenemos todos pero que no se aplica: el Voto en Blanco… Representado. Es una propuesta diferente para aquellos que huyen de la resignación de tener que elegir entre A, B, C o D existentes, y que al mismo tiempo reclaman su derecho cívico a ser partícipes en una democracia, tener representación y decidir el futuro de su sociedad.

-Pero el Voto en Blanco ya existe, ¿verdad?”

Sí, pero no representado, sólo testimonial. Lo primero, aclaremos términos: no hay que confundir el Voto en Blanco -que es un voto válido, contable e intencionado-, con el voto nulo –invalidado por errores forzados o no del elector, y por tanto, no contable -, como tampoco con la abstención -que es simplemente no ejercer el derecho al voto-.
Lo segundo, especificar que el fenómeno del Voto en Blanco en nuestro país es un hecho creciente: este votante ha pasado de representar un 0,25% del total en 1977 (46.248 votos), al 1,37% en 2011 (es decir, nada menos que 333.095 personas).

Y lo tercero y más importante, tomando la ley electoral actual (LOREG) y dejando a un lado explicaciones más profundas sobre el método D’Hondt por el que se asignan nuestros representantes, hoy en día votar en blanco es como sacarse un moco y pegarlo en la pared, no vale para nada.

-“Entonces, ¿Qué significa el Voto en Blanco?”

En general, la aceptación del juego democrático y la reivindicación del voto como derecho ciudadano, pero rechazando los partidos que se presentan. Ante todo, el Voto en Blanco es una forma simbólica de protesta, pero tan democrático como votar a cualquier otra opción, con la diferencia de que estos votantes-ciudadanos no tienen la mínima posibilidad de ser representados.

-“¿Los votos en blanco suman a los del partido mayoritario?”

No. Este mito tan extendido viene explicado por la confusión que genera nuestra ley electoral que prevé la existencia de un “límite electoral” – también llamado “umbral de exclusión”-, es decir, el porcentaje mínimo del voto válido total que necesita un partido para entrar en el proceso de reparto de escaños realizada por la LOREG. Este límite es del 3% para el Senado y Congreso, y del 5% para los sufragios locales. Este límite se configura por la resta total de votos válidos -incluyendo los votos en blanco-, de los nulos. Por lo que, en realidad, los blancos simplemente dificultan la representación de los partidos pequeños o minoritarios al subir el volumen de votos necesarios para sobrepasar el comentado umbral. Esto explica que, finalmente, el votante en blanco beneficie de forma indirecta -muy a su pesar- a los partidos mayoritarios o más grandes.

-“¿Dónde van los Votos en Blanco?”

A la basura, junto con los nulos. Así de simple. No se toman en consideración para el reparto de escaños o representaciones, solo para el total de votos emitidos y calcular el “límite electoral”.

-“Pero, ¿los votantes en blanco como ciudadanos no son representados?”

Absolutamente, no. Los electores en blanco caen en un fraude de sus derechos constitucionales, ya que gracias a su voto, legitiman las elecciones y los resultados de cada partido, pero no su expresión política porque no obtienen representación alguna. Y lo que es peor, sus potenciales escaños son ocupados ilegitima, pero legalmente, por terceros. Hay que recordar que nuestro sistema electoral está más orientado a la proporcionalidad de escaños por partidos que a votos por ciudadanos y, en última instancia, orientado a premiar a los mayoritarios para garantizar una estabilidad parlamentaria.

Resituémonos. Tomando como ejemplo el recuento de las elecciones generales de 2011, estaríamos hablando de casi 340.000 personas que, aun habiendo votado de forma válida y democrática, se encuentran sin representación. Por poner un ejemplo comparativo, Amaiur debutó en el Congreso de los Diputados en 2011 con 7 diputados gracias a sus 333.000 votantes… De acuerdo, es cierto que el sistema de circunscripciones complica esta comparación pero la esencia es la misma: tras cada sufragio, hay cientos de miles de personas que se convierten automáticamente en ciudadanos de segunda, sin visibilidad ni reconocimiento institucional y sin posibilidad de reflejar a través de un voto válido su opción democrática. Al final, es mejor la abstención que el voto en blanco porque de otra manera se legitima el establishment al beneficiarse, paradójicamente, de la expresión de su rechazo.

 

European-Parliament_wikipedia

Parlamento europeo

 

 

-“¿Hay alguna iniciativa o partido político que defienda el Voto en Blanco Representado?”

Ningún partido mayoritario o tradicional lo apoya porque sería como quitarse a sí mismo parte de la miel que chupan del bote. Hay otras iniciativas pero sólo Escaños en Blanco (www.escanos.org) se ha constituido en partido para presentarse a los comicios con la única intención de transformar el Voto en Blanco en no-representaciones y convertirlo en representado modificando la ley electoral.

-“¿Qué es Escaños en Blanco y qué objetivo persigue?”

Escaños en Blanco nace en 2010 de forma popular, sin ideario político ni confesión religiosa ni padrinos, neutral, y, por supuesto, sin ganas de alcanzar ninguna cuota de poder o hacer oposición. Su programa electoral es muy sencillo y transparente al contar siempre con un solo punto: convertir el voto depositado de sus electores en Votos en Blanco Representados, esto es, dejando los escaños que sus candidatos ‘virtuales’ consigan siempre vacíos. Con candidatos virtuales se refieren a personas que se prestan para completar legalmente las listas electorales pero que en caso de lograr alguna representación, se comprometen a no tomar su posesión, por lo que tampoco obtendrán ni sueldos, ni subvenciones. Ninguna prebenda. Tampoco podrá ser ocupado este asiento libre por terceros. Además este partido desaparecerá en cuanto el Voto en Blanco Representado sea una realidad y no hagan falta iniciativas como ésta.

En definitiva, lo que ofrece Escaños en Blanco a la ciudadanía es igualar su voto al del resto de ciudadanos, haciendo efectivo un verdadero sufragio universal y convertir los comicios en verdaderos referéndum de aprobación ciudadana, lo que forzará a nuestros representantes a hacer política sin intereses individuales o partidistas, pulsando el sentir popular de forma real y no virtual como hasta ahora.

No hablamos de política-ficción, esta iniciativa ya está en marcha en las localidades catalanas de Foixà y Gironella, donde Escaños en Blanco obtuvieron en las últimas elecciones locales 2 y 1 concejales, respectivamente, y que jamás fueron ocupados por sus postulantes ‘virtuales’. Es decir, ahora mismo existen 3 sillas vacías que, de otra manera, hubieran sido ocupadas por un tercer partido, en este caso, CiU, atendiendo a la ley electoral.

Está en nuestras manos hacer realidad el giro que acabe con nuestro Leviatán. Está en nuestro poder poner en marcha alternativas que originen un futuro más participativo y una de ellas pasa porque se consiga el Voto en Blanco Representado, ya que es una petición totalmente legítima que trae una mejora importante de nuestra democracia, ganamos todos. Están en nuestras urnas el poder echar a la mediocridad política que okupa nuestro sistema representativo. Ha llegado la hora de desahuciarles. ¿Te imaginas un Congreso de Diputados con 50 escaños vacíos? ¡A por el cambio!

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