Los brasileros son buena gente, siempre lo fueron y muchas veces nos pasa que confundimos esa simpatía y la asociamos a su selección de fútbol. Los alemanes para nosotros los sudacas, son tipos bastante antipáticos y que nos miran con un cierto aire de superioridad (no solo los alemanes hacen eso, hay mucha gente con una educación muy básica en el primer mundo… y en otros lados también, por supuesto). En consecuencia, los brasileros son buenos y los alemanes son malos; lo que ocurre es que en el fútbol hoy es exactamente al revés: los alemanes son los buenos, juegan un fútbol bellísimo como hacía Brasil hace 20 o 30 0 40 años y los brasileños son los malos, juegan un fútbol aburrido, con pocos jugadores muy buenos y dependiendo de un crack de 22 años que hoy no pudo jugar. Muy poco para la historia de Brasil.

La estética del fútbol alemán hoy fue deslumbrante, jugaron de una manera que impresionó y Brasil parecía con el partido perdido desde el primer minuto. De todos modos la belleza del fútbol estriba en lo impredecible; basta con recordar lo que le costó a Alemania ganarle a EEUU, a Argelia y el empate contra Ghana. Lo de hoy fue algo excepcional, pero Alemania puede hacerlo de nuevo. Brasil hoy no tuvo estética.

La historia no terminó hoy. La historia recién empieza. Este partido se jugará nuevamente durante muchas décadas. Cada vez que juegue Brasil se jugará en la tribunas recordándolo de manera cruel. Se harán canciones alusivas, se estigmatizará a los protagonistas; no sabemos hasta donde llegarán las consecuencias y los que crean que mis palabras son exageradas no saben cómo se vive y qué significa el fútbol en Sudamérica. En algún lugar escuché que “de las cosas poco importantes, el fútbol es la más importante” y lo que ocurre es que en Brasil el fútbol sí es importante; muy importante y Brasil jugó dos mundiales en su tierra y sufrió dos catástrofes. Por esto, y por otras muchas cosas más que no alcanzo a aprehender, este partido es eterno.

En este mundo donde es fácil saber quiénes son los malos pero muy difícil saber quiénes son los buenos, en este mundo, los teníamos identificados y se nos mezclaron. Lástima que lo buenos sean los malos y los malos sean los buenos.

“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

 

@PRosolen 

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