El verdadero paradigma del mundo occidental radica en la alta mediocridad de nuestros políticos. Incapaces de resolver ningún conflicto, heredado o creado por ellos mismos, se han convertido en simples generadores de problemas. La herramienta es tan solo un instrumento. En sí misma carece de utilidad alguna. Si se utiliza para instrumentalizar, tal como lo hace el terrorismo, no resolverá el problema. Paradójicamente, instrumentalizando cualquier herramienta, lo que se consigue es que sea lo mismo un cañón que una navaja. Lejos de resolver, provocan y enconan más el problema. Así que las diferencias entre las herramientas no importan. La solución está simplemente en sustituir el concepto que conlleva el acto de instrumentalizar por el de instrumentar. No responder a pedradas tras recibir el golpe, y en cambio disponer de los medios necesarios para llegar a una solución final.
Por cierto, en varios países de Sudamérica, la expresión “entregar las herramientas” significa morirse.