Otra vez ha vuelto a ocurrir, otra vez la humanidad ha vuelto a estrellarse en las calles de Beirut. La capital del Líbano se ha vuelto a manchar de sangre y sólo me viene a la mente la canción Blood del grupo Middle East. ¡Qué acertado! “Has estado esperando siempre para morir y, un día, pronto morirás (…) Y no hay nada que puedas hacer sobre ello”.
Dos bombas, más de 40 muertos (por ahora) y unos 200 heridos. Cifras desgarradoras para muchos, personas de carne y hueso para otros. ISIS se ha hecho responsable de esta masacre en los barrios del sur de Beirut, feudo del grupo chiita Hezbollah y también hogar de algunos campos de refugiados palestinos. Sin embargo, esta clase de atentados están por encima de tensiones sectarias o religiosas. Hoy todos somos libaneses, hoy todos somos esas cuarenta víctimas.
Hacía un año que la capital no se enfrentaba cara a cara con la muerte. No sé que sucederá ahora, pero estoy convencida de que Beirut volverá a levantarse más fuerte y más unida como ha hecho siempre. Y el sol volverá a brillar mañana o boukra como ellos dicen.
Ahora sólo me queda decir: sé lo suficientemente fuerte, querido Líbano. Quizás algún día alguien pueda quererte como te mereces para poder tenerte siempre. Rescato unos versos de Mario Benedetti: “Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme”.
DEP a todas las víctimas.
Fotografía: Omar Chatriwala («Hezbollah estuvo aquí»)