Leonardo DiCaprio está capacitado para ser una nueva imagen del sueño americano, ser un ejemplo más de cómo después de una derrota tras otra hay que levantarse y creer en lo que se hace, al final la recompensa será adquirida. El cine de Hollywood está lleno de sueños, los Oscar cada año nos regalan algún premio con moraleja y este año parece que será el paso del perdedor al ganador. Sería una sorpresa de aúpa que Leonardo DiCaprio no consiguiera en esta ocasión un Oscar que se le lleva resistiendo años y que con ‘El Renacido’ de Iñárritu ha sufrido en forma de viaje físico y mental. Tanto en lo que sucede en la película como en la elaboración de un personaje que da vida a una historia de lo más extrema.

A los Oscar le gustan los extremos, y para ganar el premio de Mejor Actor debes llevar al máximo de tus posibilidades tus capacidades interpretativas, tanto en lo físico como en lo mental. La transformación es uno de las características que más puntos dan a un actor para llevarse este premio y solo hace falta echar la vista atrás para ver como Eddie Redmayne puso su físico al extremo para interpretar el año pasado al científico Stephen Hawkins afectado por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), para ver como Matthew McConaughey perdía kilos por doquier para interpretar a Ron Woodroof en ‘Dallas Buyers Club’, para ver como Colin Firth ejerce de perfecto tartamudo en el papel de Jorge VI en ‘El Discurso del Rey’, Como Tom Hanks interpreta a un personaje con un leve retraso mental en ‘Forrest Gump’ o como Al Pacino hace de ciego en ‘Perfume de Mujer’ por poner algunos ejemplos de Oscars ganados en las últimas dos décadas.

DiCaprio en ‘El Renacido’ pasa de ser un reconocido guía a sobrevivir a duras penas una pelea con un oso Grizzlie, al frío, a arrastrarse hasta la extenuación durante días, a ir a la deriva por unos rápidos y mucho más. Una paliza física que no merman ni un ápice su fuerza de voluntad. Una buena metáfora de lo sucedido durante su carrera, DiCaprio, que fue guapo antes que buen actor para la crítica, durante años vio como se jugó el pellejo con todo tipo de papeles que le llevaron cerca del cielo del cine, sin embargo, Hollywood se encargó siempre de dejarle con la miel en los labios, quizás para tener en el futuro una redención a la altura de su último trabajo. Pero, cómo ha llegado DiCaprio a ser considerado como el mejor del momento.

EL MÉTODO DICAPRIO

Leonardo DiCaprio no es exactamente lo que se podría llamar como un actor de método. Fiel seguidor de Robert De Niro y Danny Day-Lewis, sería difícil ver a DiCaprio sacándose el carnet de taxista para hacer ‘Taxi Driver’ como hizo el primero o hacer una canoa con sus propias manos como hizo el segundo en ‘El último mohícano’. El método del actor de Los Angeles está más cercano al periodismo que a la interpretación en su concepción para luego desembocar en una metamorfosis en el momento en que la cámara comienza a grabar. Tomemos como referencia las películas que le han servido para estar nominado a los Oscar para ver cómo desarrolla su trabajo DiCaprio:

En 1993 tuvo su primera nominación para los prestigiosos premios con la película ‘¿A quién ama Gilbert Grape?’, en ella fue actor de reparto y dejó su impronta con un papel en el que interpretaba a un chico con retraso mental. DiCaprio no era un anónimo cuando realizó la audición para el papel, venía de darse a conocer con una película en la que compartió protagoniso con Robert De Niro, ‘Vida de Este Chico’, y las expectativas eran altas, no obstante, sorprendió. Una sola escena fue suficiente para que el director Lasse Hallstrom se diera cuenta de que tenía algo especial delante de él: “En la primera audición, me di cuenta de que su mirada se hizo otra cuando hizo la lectura y se sorprendió que parecía ser capaz de entrar en la mente del niño con problemas mentales de manera intuitiva. Leonardo había ido a otro lugar.” La cámara había comenzado a grabar…

En esos momentos su método aunque cercano a los actores de método clásicos ya comenzaba a tener visos de tener una investigación muy precisa detrás. DiCaprio visitó una escuela para adolescentes con retraso mental y autismo, adoptó las características de la voz, la forma y el comportamiento de varios chicos diferentes, la creación de su propio carácter y con esa en la mochila inició su primera búsqueda del Oscar. Una que fue inesperada y que acabó sin premio, pero solo era el inicio.

La película le aupó en la industria pero tardó once años en volver a pasear por la alfombra roja como nominado. El éxito de Titanic le llevó a una fama que no había pedido y pasó a ser el chico guapo de Hollywood, algo que le llegó a encasillar y con lo que tuvo que reinventarse. Tras varios buenos papeles como en ‘Atrápame si puedes’ o ‘Gangs of New York’, en 2004 se pudo ver ya un nuevo DiCaprio, maduro y que con ‘El Aviador’ iba a optar por primera vez al Oscar a Mejor Actor Principal.

En dicha película interpretaba al visionario Howard Hughes, un personaje que resultó muy valioso para el actor que se encontraba en una etapa de su vida que quería huir de la fama e interpretar al que el propio DiCaprio consideró como “el último hombre con intimidad de los Estados Unidos” le podía ser muy útil para replantearse su manera de tomarse la fama. En esta ocasión el estudio del personaje ya había comenzado ocho años antes cuando llegó a sus manos una biografía de Howard Hughes. Desde entonces el actor se involucró con lecturas de su biografía, con escuchas de cintas para saber cómo hablaba e incluso llegó a aprender a pilotar para poder vivir lo que había vivido el protagonista. Tampoco le sirvió para llevarse la gloria.

En 2006, ‘Diamante de Sangre’ fue su siguiente paso y también lo llevó a la alfombra roja. El film fue un regalo para DiCaprio. En ella sacó su vena de investigador y con la mochila preparada se fue a África, un continente que tenía marcado en su agenda de objetivos vitales. La inmersión le llevó meses, conociendo y viviendo con mercenarios, interrogándolos en zonas de guerra para tomar sus historias de la manera más digna y crear el carácter de su personaje. En Zimbawe de la mano de un exmilitar conoció los caminos secretos que atravesaban, aprendió a cómo actuar delante de una emboscada e intentó comprender los sentimientos de afinidad de un africano a su tierra y lo decepcionante de su relación con la política. Y sobre todo lo que toda persona aprende primero de un idioma: Los insultos. Todo ello con un entrenador para mejorar su acento durante todo ese tiempo. Como los buscadores de diamantes de la película, él tampoco encontró su gloria en los Oscar.

Siete años y varias decepciones por el camino llegó el turno ‘El Lobo de Wall Street’, donde ejerció del excorredor de bolsa Jordan Belfort, en una historia de excesos que volvió a dejar a DiCaprio con la miel en los labios para sorpresa de muchos. En esta ocasión el trabajo de investigación lo llevó a poder pasar horas con el protagonista directo de la película. Eso provocó que la tarea fuese más sencilla de lo habitual como reconoció el propio actor: “Sé que soy famoso por investigar sobre los personajes, pero en este caso tener a mi lado a la persona real fue suficiente. Pasé muchos meses con él antes de empezar el rodaje. Fue capaz de compartir con nosotros detalles de su experiencia que le provocaban vergüenza. Nos dio un material increíble”. El cara a cara se basó en leer el guión línea a línea con el propio Jordan Belfort e ir sumando detalles para ser lo más justo con el personaje posible. La dificultad llegó en el momento en que el bróker vio el producto final, DiCaprio consiguió plasmarlo bien, aunque el propio Belfort parece que buscaba otras cosas de su colaboración con el actor: «He pasado incontables horas con Leo, ayudándole con el papel, y él por mí no ha hecho absolutamente nada».

‘EL RENACIDO’ COMO CUMBRE FÍSICA Y MENTAL DE SU MÉTODO

«No voy a ocultar que fue el rodaje más difícil de mi vida, pero al final ha tenido su recompensa porque Iñárritu ha traducido ese esfuerzo en una obra de arte»

Este 2016 ha sido ‘El Renacido’ de Alejandro González Iñárritu la película que lo ha puesto en la pelea. Lo méritos son varios para una sola película: Una pelea con un oso, dormir dentro de un caballo, caer río abajo… Sin embargo, en esta ocasión la tarea de preparación del personaje ha sido muy diferente al resto. Como si se tratara ya de algo interiorizado, DiCaprio sublimó los conceptos y fue una tabula rasa para el director. La película pedía improvisación, pedía acercarse a los límites físicos y el actor tenía dos objetivos que cumplir: Reaccionar ante lo que tienes delante y hacer que un silencio diga más que mil palabras. El propio DiCaprio no dudó en afirmar que “fue una experiencia muy instintiva».

Aún así, la preparación llevó al de Los Angeles a dejarse llevar por lo detallista de Iñárritu y eso le llevó a comer un hígado real crudo siendo vegetariano, aprender a hablar varias lenguas nativas, manejarse con el mosquete y de paso estudiar algo sobre los curanderos con un doctor especializado. Además de varios conocimientos básicos sobre supervivencia como hacer un fuego o cómo comer con los elementos que proporciona la naturaleza. El método DiCaprio en esta ocasión estuvo en las lecturas y relecturas de los diarios de los cazadores de pieles de la época, a partir de ahí todo sensaciones y un año y medio sin afeitarse la barba. La cámara se encenderá en breve y habrá que ver si esta vez DiCaprio se transforma de actor gafado a gran ganador, el sueño americano le espera.

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