Para enfrentar el atraso, la corrupción y la violencia debemos sustituir a dos Estados, uno moribundo y el otro nocivo, por un tercero al servicio de la ciudadanía. Armo mi argumento con noticias del mismo día.

La Universidad Anáhuac desea formar “personas íntegras” con una “genuina conciencia social”. Esas lecciones no hicieron mella en David Korenfeld quien es mentiroso y corrupto, pese a haber cursado licenciatura, maestría y doctorado en esa institución. El primero de abril el titular de la Comisión Nacional del Agua prendió la alarma entre sus seguidores cuando difundió un inquietante tuit: “El estado de salud de mi rodilla y cadera se han ido agravando y requiero tratamiento médico”. Para confirmar sus dolores acompañaba el mensaje con la foto de un enorme aparato ortopédico cubriendo su extremidad.

Fue una burda maniobra para refutar unas fotografías que mostraban al funcionario bajar con su familia por una larga escalinata cargando maletas para abordar un helicóptero de Conagua que los llevaría al aeropuerto de donde partirían a una exclusiva estación de esquí.

También el primero de abril supimos que algunos papás de normalistas desaparecidos solicitaron una reunión con el Carrete, celebridad del crimen organizado guerrerense. Lo buscaban porque el personaje había declarado que él sabe lo que pasó con los 43 jóvenes. Así pues, es probable que en los próximos días nos enteremos que el crimen organizado tiene su “verdad histórica” sobre Ayotzinapa; competirá con la presentada en enero por el entonces procurador Jesús Murillo Karam.

Revisemos ahora la reacción del gobierno peñanietista al protagonismo de Korenfeld y del Carrete. Cuando se difundieron las imágenes con “el señor de los helicópteros”, Peña Nieto no decretó un despido súbito; mandó a la Secretaría de la Función Pública a investigar si el funcionario abusó. El titular de ésta, Virgilio Andrade, ya declaró que la falta no es grave y Korenfeld, ya recuperado de sus “dolencias” se presentó este lunes a trabajar en la Conagua. El Presidente sigue siendo leal con sus amigos en problemas. Protegió a su tío Arturo Montiel, arropó a Luis Videgaray y ahora reconforta a Korenfeld.

El gobierno tomó como algo natural el protagonismo adquirido por el Carrete. La Associated Press finalmente encontró a un funcionario de la Secretaría de Gobernación dispuesto a comentar el hecho. Desde algún lugar de Bucareli lanzó una escueta frase de cajón: las “autoridades no reconocen como interlocutor válido a ningún miembro de organizaciones criminales”.

Contextualizo estas reacciones. Peña Nieto es displicente con la corrupción de algunos integrantes de su círculo porque es secundado por casi todos los partidos y políticos que minimizan o niegan la deshonestidad propia y hacen lo que pueden por aplastar o descalificar al mensajero o mensajera que orea sus vergüenzas. La energía la canalizan para la preservación del cargo y los negocios que vayan saliendo. Por doquier se observa la dejadez y el valemadrismo de un Estado enclenque, débil, sin alma.

Los vacíos dejados los ha ido llenando el crimen organizado que en algunas regiones actúa como Estado paralelo y que funciona pese a la detención de los grandes capos. La interlocución concedida por los padres de los normalistas al Carrete ejemplifica la reproducción de capital social negativo. Es decir, una parte importante de la población reconoce, con entusiasmo o resignación, que hay otra autoridad y a ella se dirigen para resolver problemas o pagar tributo (profundizaré en este fenómeno en otra ocasión).

Pese a todo, hay espacio para la esperanza. Si sabemos de escándalos como los aquí narrados es porque hay ciudadanos y organizaciones que se rebelan, denuncian y reivindican la ética amparándose, para ello, en medios de comunicación, algunas instituciones públicas y los puñados de funcionarios y políticos honestos.

Los padres y madres de los normalistas forman parte de una multiplicación de acciones ciudadanas. Por ejemplo, Ignacio Vizcaíno Tapia es el vecino de Korenfeld que tomó y divulgó las fotos porque, según declaró a www.sinembargo.mx, le indignan estos comportamientos. Luego añadió que “deberíamos denunciar cuando vemos abusos” si lo hiciéramos “nuestra realidad sería otra”.

No es tiempo para rendirse al desánimo; lenta y trabajosamente vamos construyendo un tercer estado que sustituirá tarde o temprano a esos dos estados que por ahora controlan mentirosos, corruptos y criminales.

Comentarios: www.sergioaguayo.org

Colaboró Maura Álvarez Roldán.

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