«Para siempre quedará la foto de Capa«. Recuerdo para acallar cualquier voz que aconseje el olvido. Eso es lo que se extrae tras la primera escucha de Suya es mi guerra, uno de los temas que incluyó el grupo valenciano La Raíz en su último disco Así en el cielo como en la selva, un trabajo con nombre para titular una película de José Luis Cuerda y que acumula toneladas de denuncia y protesta contra la «situación surrealista» (digna de un guión del cineasta manchego) que vive una España necesitada» de otro camino totalmente diferente al que recorremos ahora». Una senda atípica para atajar la corrupción y «el acoso al pobre» que pasa por recuperar «la memoria histórica de nuestra tierra». Josep López García (Gandia, 1984), uno de los cuatro vocalistas con los que cuenta La Raíz, es quien apunta los ingredientes de la receta. «Nosotros, desde el principio, intentamos seguir nuestro camino en lo musical. Muchos cantantes y músicos sobre el escenario y un ambiente festivo que era necesario para ser reivindicativo. La protesta y la lucha de clases puede ser festiva. No veo ningún motivo para que no lo sea si lo que dices lo dices claramente, sin eufemismos», comenta el cantante, conocido en el mundillo como Josepancho. Abonadas al optimismo nacen piezas como Nuestra nación (donde se retratan como unos revolucionarios quijotes); canciones que crecen sostenidas por la identificación de los culpables de «la estafa económica a la que estamos sometidos» en himnos como Jilgueros («pillar al ladrón al vuelo (…) / cazador de buitres y de jilgueros»), que se combinan a su vez con ofertas de maneras alternativas de gobernar, reflejadas en análisis musicales sobre, por ejemplo, la situación política de Sudamérica (Donde duerme el chamán: «Despierta, despierta que camina / la espada de Bolívar por América Latina).
«La Guerra Civil siempre ha estado muy presente en nuestra carrera [iniciada hace más de una década, cuando los componentes originales de la familia de La Raíz, hoy formada por una docena de componentes, eran poco más que unos chavales de Gandia], es un momento de la historia española silenciando y manipulado por una Transición que dejó en el mando a los mismos dirigentes del Franquismo. Ahora pagamos sus consecuencias. Por eso creo que tenemos que reivindicar la República. Nosotros peleamos porque llegue la tercera, ponemos nuestro granito de arena para ello». A Josepancho no se le escapa que en los conciertos que su formación ofrece a lo ancho y largo del Estado las banderas tricolores (muchas adornadas por una estrella roja) sean «cada vez más numerosas». «La gente, y sobre todo, la gente joven –sigue el cantante– está perdiendo el complejo a hablar de la República». Según el valenciano, no es que «ahora haya más republicanos que antes», sino que en la actualidad «el miedo a plantear la abolición de la Monarquía» está menos presente. «Nosotros, los chavales de La Raíz, nos movemos entre los 25 y los 35 años. La generación de nuestros padres fue educada por personas que habían vivido la Guerra Civil y la posguerra siendo niños o jóvenes. Eso ha marcado a muchos de ellos y les ha llevado a callarse muchas cosas», argumenta Josepancho. Precisamente, el cantante confiesa el asombro que sintió cuando vio que bastante gente «de más de 45 años seguía al grupo»: «El sentimiento republicano lo llevamos dentro. Hay que sacarlo para derribar el muro de este mundo desigual que nos han impuesto: ahora la falsa democracia que tenemos, que mantiene a un rey impuesto por un dictador, nos echa la culpa de la crisis económica que estamos pasando. «Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades». ¿Pero quién ponía el caramelo en la boca a la gente y por qué lo hacía? Eso es lo que tienen que responder. Nosotros no pararemos de preguntárselo».
Esa mezcolanza de gentes se verá perfectamente reflejada dentro de un par de semanas en el ViñaRock de Villarrobledo, el festival por excelencia de la música compuesta sobre la protesta y las alternativas socioeconómicas al capitalismo. El éxito de La Raíz dentro de ese circuito es evidente: su macedonia de ritmos y estilos (rock, ska, rap, latino…) les ha llevado a ser cabeza de cartel en Albacete. Allí, en la tierra de Cuerda, dispararán de nuevo su cañón contra el surrealismo «del nacionalismo español, una ideología negacionista con el pasado de España». Josepancho se define a sí mismo como internacionalista y ve en el PCE e Izquierda Unida la «opción más fiable» –que no totalmente ideal– para voltear el día a día de una sociedad «que cierra hospitales para construir aeropuertos» y carga con seis millones de parados y varios millones de trabajadores «a los que les han quitado sus derechos laborales». La Carmela de las Brigadas Internacionales, Alberti, Lorca y Machado, Gernika y el Ebro, el exilio y el olvido… Todos ellos, todo ello, se va filtrando en los versos de Suya es mi guerra, escritos por Fernando Sánchez Pardines, el hermano de Pablo –cantante y fundador de la banda–, «un poeta consumado» que ha ayudado mucho a La Raíz. El padre de ambos, que también se llama Fernando Sánchez, participa a su vez en el último disco con el texto de Solo quiero de ti. Son en el fondo «una buena manera de explicar a la gente joven lo que no van a aprender en la escuela». «¿Que cómo descubrí que era republicano? Está claro que en el colegio no. Ni los libros lo ponían ni muchos profesores que me tocaron eran muy amigos de que les hicieras preguntas de ese tipo. Aprendí qué fue y por qué dejó de ser la República buscando lecturas que me explicaran lo que cantaban Kortatu, a los que había que traducir del euskera, o La Polla Records. ‘¿Qué querrán decir estos vascos?’, me preguntaba. Además de habernos inspirado en ellos a la hora de componer letras, también nos han servido para presentarnos al público como un grupo combativo, pero alegre».
Once años de camino contemplan a La Raíz, que no ha perdido los vínculos con su Gandia natal: uno de los municipios más castigados por el ladrillazo valenciano. Ellos, junto a los Chikos del Maíz, se han empeñado en demostrar que en el País Valencià también cabía la lucha musical rimada en castellano. Y, según Josepancho, «los compañeros que cantan en catalán, con una ideología generalmente independentista» han acogido «perfectamente» a La Raíz. «Primero nos abrieron las puertas de su circuito para actuar. Hacerlo en una instalación pública es casi imposible. Después, hemos colaborado con muchos ellos. Si queremos lo mismo, ¿qué importan las banderas?». Así, en la primera línea del frente, La Raíz quiere seguir despertando conciencias entre grandes y pequeños sin olvidar nunca sus orígenes, bien enraizados en la II República: «Los hijos de la derrota os debemos una».